Diplomado
en formación Pedagógica 2013
Sistema
Educativo en México
Velazquez Olvera Diana Griselda
La educación a la largo de la vida
Los
seres humanos nacemos para aprender, lo único con lo que contamos es esa
habilidad de poder ser y hacer. En la naturaleza, otras especies nacen sabiendo
certeramente lo que serán, un osezno, por ejemplo, sabe que será un oso, no
existe otro camino; pero un niño recién nacido, tiene muchos caminos a elegir,
puede ser médico, abogado, taxista o cualquier otra profesión u oficio
existentes, o incluso tener la
creatividad para crear uno nuevo. Pero
existe algo de lo que ningún ser humano puede escapar, el ser aprendiz y
educador, cada uno de nosotros lo hemos sido, lo somos ahora y lo seguiremos
siendo durante toda nuestra existencia. Porque la tarea más importante del ser
humano es enseñar a otros como ser un humano.
Al
nacer aprendemos de nuestros cuidadores, pero también de los pares, ya sean
hermanos primos o vecinos, y ellos también aprenderán de nosotros. En esta socialización
primaria, la familia a la que el niño pertenece, comienza a modelar sus intereses, sus
actitudes, sus sentimientos y la forma en la que los afrontara, se establecen
los valores necesarios para la convivencia, así como el respeto a las
autoridades y reglas. Es esta socialización lo que al niño le da las
herramientas sociales necesarias para llegar a la escuela, la responsable de la
socialización secundaria, en la que los niños aprenden partiendo de las
habilidades, conocimientos, aptitudes y valores que de la familia ha
aprehendido. En esta etapa, los profesores son parte esencial, ya que nos
estimulan a seguir aprendiendo, nos muestran un mundo distinto al que conocemos
y sobre todo nos ofrecen la gran
oportunidad de ampliar la percepción de nuestra realidad.
Partiendo
de esto, sabemos que nunca dejamos de aprender, que cada día podemos ampliar
nuestros conocimientos formales o informales, por ello la idea de una educación
para todo la vida no es solo un planteamiento sino una realidad. Sin embargo,
es la realidad la que no permite su realización, los humanos que somos ahora,
carentes de respeto, de compromiso, egoístas e individualistas, no nos permite
ser de quien alguien pueda aprender. Ni siquiera quienes se hacen llamar profesores, cuántas marchas,
protestas y desmanes han protagonizado, en lugar de hacer su trabajo, de
enseñar, por lo menos los conocimientos concretos que se supone ellos pueden
transmitir, y en lugar de eso solo nos muestran su falta de ética, su
incapacidad de compromiso, su desinterés. Si aunamos a esto la explotación
desmedida de la tecnología, pues no es sorprendente que los niños no sepan la
razón de las celebraciones absurdas de nuestra “independencia”, que su
identidad se forme a partir de la camiseta que portan, de la música que
escuchan o de los videojuegos en los que participan, la información ahora es
tanta que la apatía se encarga de sobrellevar nuestra existencia. Siendo la
información la materia prima del conocimiento, la ceguera de nuestra sociedad
no permite llegar tal y mucho menos a saber qué hacer con él, en una sociedad
inmersa en la apatía, carente de la mayor parte de conocimientos, cegada por artilugios informáticos,
mediatizada completamente, la única forma de despertar es con educación. Pero
desde siempre ha sido esta la opción y seguimos en lo mismo, desde los años
70´se habla de la educación para toda la vida, se trasformó en educación para
todas las edades, en la ampliación de la escolaridad; en los 90´se planteó la
educación mínima y la necesaria, que también incluía la actualización
constante. El aprendizaje a lo largo de la vida se mira como la llave de acceso
al siglo XXI, impulsada por tres fuerzas tanto sociales como económicas:
competitividad, cooperación y solidaridad, y que con ello se logre una
ciudadanía activa, participante en los procesos políticos, que logren la
realización personal y la integración social.Pero esta utopía es solo eso, la
realidad nos remite a la corrupción, la explotación, al compadrazgo y no a los
conocimientos.
Es
por ello que aunque existan cursos para la actualización docente, de capacitación
o se busque un nuevo perfil, sin un cambio radical en quienes llevan las
riendas del sistema educativo, este objetivo será nuevamente una meta sin
alcanzar.
Bibliografía:
Delors,
J. (1996). La Educación encierra un tesoro. Madrid: Santillana
Morin.
E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. México:
Unesco
Sanz,
F. (2003). La educación durante toda la vida. Revista Electrónica Sinéctica,
Febrero-Julio, 21-29.
Armario,
T. (1999). El valor de Educar. Recuperado de www.respublicae.net.
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