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COMPLEJIDAD
Y MULTIRREFERENCIALIDAD.
(Análisis multirreferencial. J.
Ardonio)
En relación al concepto de multirreferencialidad J.
Ardonio menciona que Edgar Morin al quiere
especificar los fenómenos bioantroposociales, los caracteriza, en este sentido,
como hipercomplejos. Por otra parte, la noción de complejidad merecería un muy
amplio desarrollo para dejar de ser o de parecer la panacea, el gadget de moda
que invocan demasiado fácilmente una gran cantidad de corrientes modernistas.
Digamos simplemente aquí, en pocas palabras, que esa noción se opone a la
ambición simplificadora, bien marcada por la ciencia cartesiana (dividir la
dificultad...) Es toda la crítica de la forma del pensamiento disyuntivo y
disciplinario la que marca aún nuestro conocimiento. Reconocer la complejidad
como fundamental en una región del saber, es entonces, a la vez, postular el
carácter "molar", holístico, de la realidad estudiada y la
imposibilidad de su reducción por cortes, por descomposición en elementos más
simples. Sin embargo, esta imposibilidad de separar o descomponer los
"constituyentes" de una realidad compleja no prohibe, de ninguna
manera, el reconocimiento o la distinción efectuados por la inteligencia, en el
seno de tales conjuntos, a partir de métodos apropiados. Esto supone una
visión, a la vez, "sistemática", comprehensiva y hermenéutica de las
cosas, por la cual los fenómenos de relaciones, de interdependencia, de
alteración, de recurrencia, que fundan eventualmente las propiedades cuasi
holográficas, se convierten en preeminentes para la inteligibilidad. Reconocer
y postular la complejidad de una realidad es, al mismo tiempo, renunciar a
querer encontrarla o reencontrarla después de un tratamiento homogéneo. La
intuición de la complejidad en los antropólogos y las representaciones
propuestas por los modelos sistémicos, aun si se aproximan desde diversos
puntos, están muy lejos de coincidir. Por un lado, hay, en este cambio de
perspectiva, la figuración de disposiciones internas de la realidad estudiada
en términos de conjuntos, molares y no moleculares, para hablar el lenguaje de
los físicos o, si se prefiere, holístico y no lineal., es necesario hacer notar
que se trata mucho más, en el caso que nos interesa, de una totalización en
proceso (en el sentido sartreano del término) que de una totalidad. Pero, por
otra parte, en tanto que se trata de conjuntos prácticos, en el seno de los
cuales se inscriben los actores dotados de negatricidad, se da la
representación de las diferencias de donde nacerán las oposiciones de
intereses, los conflictos y el status de legitimidad o de delincuencia, de
salud o de enfermedad, de normalidad o de anormalidad que se les confiere por
el tratamiento eventual de las dificultades de funcionamiento que resulten. La
aproximación sistémica, al privilegiar la regulación, evita en parte este
problema. Su comprensión de las situaciones no es dialéctica, por ser
esencialmente funcionalista. La hipótesis de una pluralidad de
"miradas" necesarias para permitir la comprehensión de un objeto
dado, en Entonces este caso, una práctica social, termina, de hecho, por
otorgar a este objeto un elevado grado de desorden y de heterogeneidad que, sin
esta multiplicidad de acercamientos, siempre incompletos, pero pensados como
complementarios, quedaría ininteligible. Entonces, representaremos, a este
objeto como estratificado y demandante de diversos niveles de lectura. Esta
complejidad se da demasiado seguido a conocer como "multi" o
"pluri" dimensionalidad, así adjudicadas al objeto. Desde el punto de
vista de la o de las miradas que intentan dar cuenta de esto, nos parece
preferible hablar de multirreferencialida.
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