viernes, 2 de agosto de 2013

CONCEPTOS

MULTIRREFERENCIALIDAD
Se refiere hacer uso y acopio de otras áreas del pensamiento, de manera que se desarrollen y apliquen otras miradas teóricas. Así como también, es el abordaje de un objeto de estudio desde diferentes posturas teóricas, donde el mestizaje es inevitable; es decir, que para estudiar un fenómeno de interés, existen dimensiones provenientes de distintos enfoques que pueden encontrar  un horizonte común. Ya que su análisis debe hacerse a partir de una mirada plural, bajo distintos ángulos y con un alto grado de consciencia y sensibilidad en la comprensión de los fenómenos sociales que, empíricamente se presentan complejos e irreductibles.
También podemos hablar de un conjunto de herramientas y habilidades conformadas por distintas áreas del conocimiento; por lo que le permitirán estudiar el fenómeno desde lo plural.
Ahora bien, la "multirreferencialidad", es una verdadera categoría epistemológica, que se está gestando en el ámbito del Análisis Institucional. Nada mejor para presentarla que sintetizar, en forma rápida, algunos recientes e interesantes aportes de Jacques Ardoino, su creador.
Ardoino se apoya inicialmente en la noción de complejidad, tal como ha sido formulada por Edgar Morin. Este brillante sociólogo francés decía que la barbarie de los tiempos modernos consiste precisamente en ese culto del pensamiento simplificador. Es bien sabido que todo el positivismo, desde sus versiones más elementales hasta sus máximos refinamientos, se ha caracterizado por "recortar" lo real y construir los "hechos", las "leyes" y las teorías. Se trata para esta corriente de descomponer, de dividir, de buscar elementos cada vez más simples y más fundamentales (etimología de la palabra "análisis").
Nos dice Ardoino: "la multirreferencialidad supone la capacidad de hablar varias lenguas sin confundirlas".  Cada lengua, ello es evidente, será hablada a partir de sus propios referentes y solamente podrá ser entendida desde ellos. Solo un experimentado poliglota podría utilizarlas de modo adecuado. Quien no lo sea, hará mezclas que solo conducirán a la confusión. No se trata entonces de transferir los contenidos de una lengua a otra, tampoco de lograr una "traducción" de registros, sino de interpretarlas y de buscar luego articular esas "lenguas disciplinarias". El mayor peligro a evitar (junto con la amenaza del eclecticismo y del sincretismo) es el de caer en una nueva ilusión: la de creer posible la existencia de un punto de vista general que los integre todos.
El análisis multirreferencial se definiría, entonces, por sus propiedades de "comprensión", de "acompañamiento" de los fenómenos vivos y dinámicos de los que se ocupa; deberá desarrollar un proceso de "familiarización clínica". Se trata de una relación de implicación con los otros, en donde la escucha debe tomar en cuenta las dimensiones histórico-temporales que la observación deja de lado. Esa escucha, prácticamente despreciable en otros campos científicos.
En su concepción de rnultirreferencialidad, Ardoino distingue las siguientes modalidades:
·         Una multirreferencialidad comprensiva, presente en el nivel del abordaje clínico, en la forma de escucha.
·         Una multirreferencialidad interpretativa, también ejercida a nivel de las prácticas, a partir de  los datos obtenidos. Apuntaría esta, a través de la comunicación, a un cierto tratamiento de dicho material.
·         Una multirreferencialidad explicativa, más interdisciplinaria, y orientada hacia la producción de saber.

DEMOCRACIA
Es más que una forma de gobierno; es primeramente un modo de vivir asociado, de experiencia comunicada juntamente. La extensión en el espacio del número de individuos que participan en mi interés, de modo que cada uno ha de referir su propia acción a la de los demás y considerar la acción de los demás, para dar pauta y dirección a la propia, equivale a la supresión de aquellas barreras de clase, raza y territorio nacional.
La ampliación del área de intereses compartidos y la liberación de una mayor diversidad de capacidades personales que caracterizan a una democracia fueron causadas por el desarrollo de formas de manufactura y comercio, de viajes, emigrantes e intercomunicaciones que nacieron del dominio de la ciencia sobre las energías naturales.

MODERNIDAD
La modernidad, entendida como el proceso de institucionalización de ciertos modos de vida, conocimiento y organización social configurados en la Europa de finales del XVII y el XVIII, es un concepto geográfica y temporalmente acotado. Pero cualquier especificación ulterior se encuentra con dificultades análogas a las que Weber (1983: 33 s.) señaló al presentar el concepto del espíritu del capitalismo. Entendemos la modernidad como una conceptualización histórica, esto es, como un complejo de interrelaciones de la realidad histórica que nosotros agrupamos conceptualmente en un todo desde el punto de vista de su significación cultural.
Giddens en 1993, apunta algo parecido al considerar la modernidad como un fenómeno multidimensional cuyo diagnóstico debe dinámicas y ordenamientos que proceden de diferentes perspectivas teóricas. Un similar distanciamiento de cualquier versión de la modernidad que se reduzca a una lógica simple.
El proyecto de la modernidad  nace de un movimiento intelectual que, se bien hunde sus raíces en el humanismo renacentista. Se consolida institucionalmente en la segunda mitad del siglo XVIII con la entrada en escena de la élite cultural ilustrada.
Se trata de un proyecto que, según Habermas (1998), consiste en desarrollar las ciencias objetivadoras, los fundamentos universalistas de la moral y el derecho y el arte autónomo y, al mismo tiempo, en liberar de sus formas esotéricas las potencialidades cognoscitivas que ahí se manifiestan y aprovecharlas para la praxis, esto es, para la configuración racional de las relaciones útiles.
Como se sabe lo propio del hombre a partir del siglo diecisiete y más aún del dieciocho, es la posesión de una serie de convicciones que constituyen lo llamado moderno –palabra popularizada por Juan Jacobo Rousseau-, convicciones centradas, en cierto modo, en torno a lo siguiente:
a)      La creencia absoluta en la exclusividad de la razón para conocer la verdad, debiéndose sospechar de todo conocimiento venido de la fe, de la tradición, de la mera intuición no comprobada.  
b)      La aspiración a que tales conocimientos se traduzcan en fórmulas de tipo físico-matemático, que cualquiera pueda comprender fácilmente y que por eso mismo marquen el máximo de objetividad, pues todo lo meramente subjetivo es desechable por ajeno a lo real que a su vez es lo común a todos los hombres.
c)       El concepto de que lo real no sólo es lo susceptible de matematizarse, sino también de ser comprobable experimentalmente según métodos rigurosos; de hecho, real es, para los modernos, lo accesible a las matemáticas y a las ciencias experimentales. Real es también la poesía  y el arte en cuanto producto de lo imaginario puesto a la vista de todo el mundo.
d)      EL postular la libertad incondicional del hombre para regir su destino. De ahí la obligación de combatir toda forma de sujeción a la monarquía absoluta, al poder económico de grupos o clases, al poder omnímodo del Estado. El concepto de autonomía, o sea, de darse cada hombre sus propias normas éticas, será fundamental.
e)      El crecer que la infelicidad humana deriva hasta ahora del empañamiento de la razón por las supersticiones –entre ellas las creencias religiosas-, lo que ha hecho imposible el gozo de la libertad, la configuración autónoma de propio destino.
f)       La creencia en la superioridad absoluta del hombre por sobre todos los otros seres de la creación.
g)      El pensar que la democracia es la forma mejor de construir una sociedad para seres de esta clase.
Puesto también, se podría decir que la modernidad es una cultura completa, con su ciclo de vida intelectual entretejido, primero, a las sociedades europeas entre ellas mismas; y posteriormente, interconectando a éstas con aquellas otras que heredaron a su legado civilizatorio al convertirse en recipientes imperiales, por ejemplo América.
La modernidad desde una perspectiva cultural es una compleja estructura de valores, conocimientos, contextos culturales y fenómenos sociales. Esta estructura se manifiesta a través de varias sociedades a lo largo de un periodo histórico, en el que se construye y posteriormente se deconstruye su identidad.

Como la modernidad está situada en el tiempo podemos seccionarla en etapas históricas de gestación y desarrollo en su interior.

POSMODERNIDAD 
La posmodernidad, también denominada postmodernidad, es un concepto muy amplio que se refiere a una tendencia de la cultura, el arte y la filosofía que surgió a finales del siglo XX. A nivel general, puede decirse que lo posmoderno se asocia a la ausencia de interés por el bienestar común, el culto de la individualidad  y el rechazo del racionalismo, aunque la idea tiene muchas aristas.
El movimiento posmoderno, a grandes rasgos, sostiene que la modernidad falló al pretender renovar las formas de pensamiento y expresión. Por eso se asocia el pensamiento posmoderno al desencanto y la apatía, ya que parte de lo que entiende como un fracaso de la sociedad.
A diferencia de las generaciones precedentes que creían en las utopías y en el desarrollo social, los pensadores posmodernos defienden que la posibilidad de progreso sólo es individual. Los ideales, en la posmodernidad, son reemplazados por el consumo, mientras que los grandes líderes ceden su lugar por figuras que gozan de una fama breve. Otra característica del mundo posmoderno es que privilegia las formas sobre el contenido. En otras palabras: importa más cómo se transmite un mensaje y qué efectos provoca que el mensaje en sí mismo.
En la posmodernidad, por otra parte, también se minimiza la importancia del pasado y hasta del futuro, por lo que sólo se le otorga relevancia al presente (que, por otra parte, es efímero).
La religión y lo espiritual, por último, pierden importancia ante la valorización del cuerpo como instrumento de libertad y fuente de placer.

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