domingo, 11 de agosto de 2013

TAREA

COMPLEJIDAD Y MULTIRREFERENCIALIDAD
Introducción
Escribir un ensayo sobre complejidad y multirreferencialidad es un asunto
nada sencillo, especialmente porque son temas amplios, con una riqueza
inconmensurable e inacabable. De ahí que plasmar sus principales ideas en
este artículo, tendrá como resultado una comprensión más que una
conclusión.
El estudio de la complejidad es por necesidad multirreferencial debido a que
su comprensión incluye la participación de distintas áreas del conocimiento y
se le utiliza hoy día, en estudios sociales de carácter cualitativo. Se usa
especialmente para trabajos de investigación que requieren de la delimitación
de un objeto de estudio con una estructura epistemológica, teórica y
metodológica. En este sentido, la investigación se diferencia de los
cuestionamientos y de los estudios, que prácticamente a lo sumo llegan a un
análisis descriptivo de fenómenos ya elaborados. De ahí que las ciencias de la
educación requieran del pensamiento complejo como una propuesta
metodológica para su abordaje; donde la educación más que un término es un
concepto polisémico que, por su naturaleza no puede ser emprendido desde
una sola perspectiva teórica y tampoco se puede ver como un fenómeno
aislado; es decir, su estudio supone dos cosas: interdisciplinariedad y
multirreferencialidad.
En la primera parte del artículo, hago un planteamiento de los postulados
teóricos de la complejidad y de la multirreferencialidad, junto a esto muestro
cómo estos fundamentos teóricos permean al fenómeno educativo y
finalmente, trato de vincular esta propuesta epistemológica con lo que sería
su aplicación a un objeto investigación.
Postulados teóricos de la complejidad y la multirreferencialidad
La complejidad es un tema que se trabaja desde mediados del siglo XX y
cobró fuerza en la década de los setenta del mismo siglo, tanto en Europa
como en Estados Unidos. Lo cierto es que a pesar de que ya existe una
conceptualización del término, aún hay divergencias por lo que no es posible
hablar de un consenso. En lo que si hay acuerdo es que la complejidad no es
una disciplina, sino más bien una herramienta epistemológica que se orienta a
la comprensión de diversos fenómenos sociales, antropológicos, psicológicos,
históricos y educativos, entre otros. De ahí que existan científicos complejos
y no científicos expertos en lo complejo (UNESCO, 2002).
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Todo parece indicar que la explicación del origen de la complejidad se
encuentra en la teoría sistémica que fue transportada de las ciencias naturales,
particularmente de la biología a las ciencias sociales. Esta teoría sostiene que
un sistema se encuentra conformado por una serie de elementos articulados
entre sí, lo cual permite su funcionalidad interna. Dicho funcionamiento no es
posible entenderlo si se observa por separado cada una de las partes que lo
conforman; es decir, todas ellas se encuentran armónicamente sincronizadas
para conseguir un solo objetivo: la funcionalidad del sistema, y esta misma
no es equivalente a la suma de sus partes (UNESCO, 2002). Cabe agregar
que dicho sistema se encuentra permeado por condiciones externas que
también influyen en su funcionamiento y, a veces lo condiciona. A estos
factores exógenos se les conoce como suprasistema, ejemplo de ello, es la
vida misma, cuyo desempeño está en función de dos factores: por un lado del
correcto funcionamiento de cada uno de sus órganos o subsistemas <visión
biologicista> y, por otro lado, de las condiciones físicas y sociales del medio
ambiente en que se desenvuelve <visión social>.1
Morin (2004), señala que todo sistema no necesariamente debe ser analizado
desde una mirada holística; es decir, que “el todo” no debe analizarse como
una sola pieza. En otras palabras, para comprender el funcionamiento e
interacción de “el todo”, este se debe descomponer en sus partes, pero estas
no se pueden analizar concretamente; sino a través de su interacción entre
ellas y con “el todo”. Esto es lo que él denominó: principio hologramático.
Desde mi punto de vista, este es el principio que cuestiona a aquellos
paradigmas que tratan de analizar los fenómenos desde una perspectiva
reduccionista, pero también critica aquellos que lo hacen desde una
perspectiva holística. Y precisamente esta es la propuesta epistemológica de
Morin, la cual aspira a comprender la totalidad de los fenómenos, a
comprender la verdad. En este sentido, la complejidad más que una
propuesta, constituye un desafío porque se encarga de la búsqueda
permanente de manifestaciones y representaciones de los fenómenos, en los
cuales quedan implícitas: la imperfección, la incertidumbre y por supuesto, el
reconocimiento de lo irreductible.
1 Cuando hablo de la vida misma me refiero a que todo organismo vivo cumple con estos dos
requisitos: todos tienen un suprasistema y al mismo tiempo cuentan con una serie de
subsistemas.
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En esta misma postura se encuentra Bertalanffy (1974) quien además agrega
que “el todo” es un concepto dinámico en contraposición al concepto
mecanicista y estático. Este dinamismo dio la posibilidad de incorporar el
concepto de entropía,2 el cual se refiere a que todo sistema está destinado al
colapso o a la desaparición. En el caso de la complejidad, la entropía, es
utilizada para referirse a que todo sistema tiende a la desorganización, pero
logra mantener su equilibrio o adaptarse a los cambios, gracias a la presencia
de la neguentropía;3 es decir, que organización y desorganización son dos
características centrales de todo sistema. Por lo tanto, un sistema por lo
general tiende a la desorganización y posteriormente a la reconstitución,
proceso a través del cual los subsistemas también se reconstruyen y se
reorganizan. De manera que, después de un tiempo, un sistema no vuelve a
ser el mismo. Sin duda, me parece que la contribución de la teoría sistémica
al campo de las Ciencias Sociales, fue haber considerado a la realidad como
un conjunto de organismos, todos ellos relativos e irreductibles.
Otro de los fundamentos teóricos que explican el origen de la complejidad es
la teoría cibernética. Etimológicamente la palabra cibernética proviene de
kybernetes que significa controlar o timonear una goleta. Esto es que, aparte
de que inicialmente las máquinas fueron inventadas para simplificar las tareas
de la humanidad y para incrementar la productividad, todo el sistema estaba
controlado y monitoreado para registrar y analizar sus procesos de cambio.
En este sentido, los organismos vivos representaban el modelo a seguir de los
organismos no vivos; es decir, de las máquinas.
Seguramente una semejanza sustancial entre estos dos tipos de organismos,
es que ambos tienden al cambio, a la degradación y al colapso [principio de
entropía], sólo que a diferencia de las máquinas, los organismos vivos
controlan su destino; es decir, el cambio les puede permitir una adaptación,
con lo cual podrían evitar la degradación y la desaparición, generando un
nuevo orden sistémico (UNESCO, 2002). Este sería el caso de las
instituciones, particularmente de las escuelas, que a través del tiempo, el
2 Este es el segundo principio de la termodinámica
3 De acuerdo con Bertalanffy (1974), citado por UNESCO (2002), el concepto de neguentropía
es lo opuesto al de entropía. Según la ley de la entropía, los sistemas físicos tienden a un estado
de máxima probabilidad de desorganización, en la cual desaparece cualquier diferenciación
previa con sus entornos al igualarse con ellos. Sin embargo, los sistemas vivos, contradicen esta
ley con su tendencia a conservar su organización, en un estado de alta improbabilidad, gracias a
su capacidad de importar energía o de importar entropía negativa o neguentropía.
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edificio no sólo se degrada, sino también los sujetos sociales que ahí
cohabitan no serán los mismos en su accionar y tampoco en su forma de
pensar.
Una tercera fuente del origen de la complejidad se encuentra en la teoría de la
información y comunicación, la cual establece, en principio, la capacidad de
todo sistema de transmitir, almacenar y enviar información. Esta teoría
considera que, para producirse una comunicación, deben tomarse en cuenta
cinco elementos, organizados linealmente: fuente de información, transmisor,
canal de transmisión, receptor y destino. Más tarde estos elementos serían
modificados y elevados a seis: fuente, encodificador, mensaje, canal,
decodificador y receptor. A estos elementos se incorporó el término fuente de
ruido, utilizado por Shannon, citado por Jutoran (1994) en UNESCO (2002),
para referirse a las perturbaciones o falta de claridad a que podría someterse
un mensaje al ser transmitido. Cuando leí esto me pregunté, dónde estaba la
relación con la complejidad; luego entonces encontré que el ruido es
análogamente comparado con el principio de entropía; es decir, que el ruido
puede conducir a la degradación o distorsión del mensaje, con lo cual se
pierde la calidad de la información recepcionada.
Sin duda el aporte valioso de la teoría de la comunicación, fue haber roto con
el concepto de linealidad en el proceso de transmisión de la información, con
lo cual se llegó a que toda comunicación se caracterizaba por ser circular. Me
parece que fue aquí donde Morin encontró material fértil para fortalecer su
principio de recursividad; en el sentido de que el ruido, más allá de
representar únicamente desorden en la comunicación, inexorablemente
conduce a un nuevo orden en los códigos cifrados por el mensaje.
En este sentido, para Morin, la recursividad supone una interacción entre el
mundo real y el espíritu del individuo; indica que todo producto se vuelve
productor y las interpretaciones que un individuo tiene sobre los fenómenos
no siempre son las mismas.4 El caso contrario es cuando se pretende aplicar
la racionalización, la cual consiste en aceptar que la realidad se explica a
partir de un sistema organizado y coherente; por lo que no da oportunidad a
que el individuo piense por sí mismo.
4 Este principio de recursividad, rompe con los paradigmas convencionales que hablan de
estructuras preestablecidas, con las formas previamente dictaminadas y organizadas.
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Obviamente Reynoso (2007) no opina lo mismo, Él sostiene que la
recursividad no necesariamente supone romper con la linealidad entre causa y
efecto. Agrega que hay, por ejemplo funciones que son recursivas y que a la
vez son lineales; en este sentido, asevera que la falta de linealidad, no es por
consecuencia una representación de lo complejo. En este caso me parece que
Reynoso tiene razón, pero me queda la duda cómo sería aplicado este
razonamiento al campo de las ciencias sociales, porque sus ejemplos los
desprende de las ciencias exactas. Debo agregar que Reynoso dedica toda su
obra a la crítica de la complejidad, pero no es objeto central de este ensayo
abordar la obra de Reynoso.5
Hasta aquí, la complejidad puede ser entendida como un “tejido de eventos,
acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones y azares, que
constituyen nuestro mundo fenoménico” (Morin, 2004, p. 32). Si nos damos
cuenta, Morin incluye una serie de términos que son clave para definir el
concepto; todos ellos relacionados con la vida de una persona o de un
conjunto de personas en sociedad y de los cuales ya he hecho mención en
páginas anteriores. De manera que estos elementos coexisten en el universo,
en el cual existe un orden pero también un desorden y, en consecuencia una
organización; es decir, que en determinadas situaciones, la presencia de los
fenómenos desordenados son necesarios para dar paso a otros fenómenos que
naturalmente tienden a la organización. Aquí actúa el principio dialógico; en
el cual tanto el orden como el desorden son necesarios y colaboran para
construir la organización y la complejidad. En este sentido, el desorden puede
ser el principio de una estructura mejor y funcionalmente organizada. Muchas
veces, debido a la cotidianidad, al individuo le es difícil darse cuenta del
desorden en el que ha caído. A veces requiere de las observaciones de otros,
para recomponer y mejorar sus funciones.6
Todos estos principios que señala Morin, aunado todas las características que
aluden a la complejidad, son las que deben tomarse en cuenta cuando se
pretende estudiar un fenómeno social. En lo particular, rescato su propuesta
epistemológica, misma que es retomada por Ardoino (1980), cuando señala
que como analizadores debemos actuar, desposeídos de todo prejuicio
5 Para los lectores interesados en profundizar en la obra de Reynoso, sus datos completos
aparecen en la lista de referencias consultadas.
6 Morin señala que el individuo es heterogéneo al ser una mezcla de autonomía y de libertad,
mismo que posee energías ocultas, probablemente a veces reprimidas, que no son
necesariamente producto del psicoanálisis.
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ideológico y con pleno respeto de las características que manifieste el objeto
de estudio. De manera que el análisis sea lo más imparcial posible, aunque el
fenómeno por su naturaleza sea opaco.
Tal es el caso de la escuela como institución educativa, misma que al ser un
objeto complejo, sólo alcanzamos a conocer superficialmente la parte del
entorno inmediato; es decir, la infraestructura, los docentes, los alumnos, los
directivos y el personal administrativos. En este sentido, la escuela como
institución se manifiesta como “el conjunto de significaciones explícitas o
enmascaradas que puede revestir una organización… cuyos perímetros y
contornos están delimitados por el establecimiento” (Ardoino, 1980, p.184).
De ahí que la escuela sea un factor relevante en la articulación de la triada
social; esto es la familia, la escuela y el Estado. Este último es el que
generalmente influye decididamente en la configuración del orden social. Por
ello, la escuela es vista como un conjunto de reglas, órdenes inconscientes y
de valores que constituyen la normatividad de un grupo dominante dentro de
la sociedad. En no pocas veces, la institución educativa es portadora de
violencia simbólica7 y moldeadora de los hábitos de los individuos.8 Todo
con apego a un sistema de racionalidad, a partir del cual se distribuye el
poder y todos los controles de mando; dicha racionalidad se entreteje con lo
simbólico como mecanismo de autoprotección y blindaje institucional.
Pero así como la escuela es considerada como un medio para conseguir los
fines de determinados grupos sociales, también es cierto que puede fungir
como un espacio para la recreación e innovación del conocimiento. En este
sentido, más allá de que la escuela sea considerada como un instrumento de
control, es ante todo un agente de cambio social, un espacio donde se puede
propiciar el pensamiento creativo y la reflexión crítica (Lipman, 1998).
Lo que acabo de mostrar es tan sólo un ejemplo de lo que puede estudiarse
utilizando a la complejidad como marco epistemológico. Por ello, es
fundamental que como investigadores no actuemos solos y menos, desde
7 Ardoino señala que lo simbólico se caracteriza por su principio de ubicuidad; es decir, se
encuentra en todas partes, aunque de manera distinta. Ejemplos de comunicación simbólica son
el lenguaje, la expresión corporal, las representaciones gráficas, entre otras.
8 Ardoino concibe al hábito a partir de su dimensión dialéctica e imaginaria, pero pone más
énfasis en el imaginario creador más que en el imaginario engañoso.
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nuestra formación profesional. Para ello se requiere hacer uso y acopio de
otras áreas del pensamiento, de manera que se desarrollen y apliquen otras
miradas teóricas que puedan contribuir con el análisis multirreferencial y
multidisciplinar del fenómeno en estudio. Dogan y Pahre, (1993) señalan que
las disciplinas híbridas como la antropología física, la geoeconomía o la
sociolingüística son buenos ejemplos interdisciplinares para abordar objetos
de estudio. Lo cierto es que no hay teorías que incluyan a disciplinas en su
totalidad, por ello cada vez se incrementan más las especializaciones.
En efecto, desde la óptica de la complejidad, la especialización del
conocimiento representa un obstáculo para observar un fenómeno en su
estado puro y corre el riesgo de caer en un reduccionismo (Morin, 2004). Por
ello es importante abordar un objeto de estudio desde diferentes posturas
teóricas y me parece, que este es uno de los objetivos de la
multirreferencialidad, donde el mestizaje es inevitable; es decir, que para
estudiar un fenómeno de interés, existen dimensiones provenientes de
distintos enfoques que pueden encontrar un horizonte común. De manera que
su análisis debe hacerse a partir de una mirada plural, bajo distintos ángulos y
con un alto grado de consciencia y sensibilidad en la comprensión de los
fenómenos sociales que, empíricamente se presentan complejos e
irreductibles. La educación por ejemplo, es un fenómeno social que está en
relación con una serie de ciencias y disciplinas que ayudan a explicar su
objeto de estudio, se caracteriza porque su dimensión es voluntarista y
escasamente normativa. Desde esta perspectiva es como se puede plantear la
posibilidad de un análisis científico de los hechos, de las estructuras y de las
prácticas educativas (Ardoino, 1991 y 1993).
En efecto, fue el hecho de haber considerado la necesidad de abordar un
objeto de estudio desde distintas miradas como surgió el campo de estudio de
las Ciencias de la Educación, mismas que ahora están conformadas por
amplio número de ciencias y disciplinas que a través de un mestizaje,
estudian y analizan al fenómeno educativo. Algunas de las áreas científicas
dedicadas a los estudios educativos son: la historia de la educación, la
sociología escolar, la demografía escolar, la economía de la educación y la
educación comparada (Miaralet, Gastón, 1981).
De lo anterior se deriva que la complejidad necesita ser abordada desde una
postura multirefrencial, por lo que es necesario que el investigador desarrolle
un conjunto de herramientas y habilidades conformadas por distintas áreas
del conocimiento; lo cual le permitirá estudiar el fenómeno desde una mirada
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plural. Además es casi seguro que el objeto de estudio corresponda a uno de
tantos híbridos que hoy existen en el área científica. Una característica más,
es que el investigador se convierta de analista a un analizador del objeto de
interés; en la inteligencia de que el analista sólo observa el fenómeno,
mientras que el analizador se implica y cohabita con el fenómeno.
El vínculo de la complejidad con el objeto de estudio
La investigación que desarrollo actualmente versa sobre dos variables: por un
lado, la formación profesional y por otro lado, su inserción en el mercado
laboral.
Uno de los objetivos del proyecto se centra en analizar si los egresados de la
educación superior, efectivamente cumplen con las expectativas que demanda
el mercado laboral. Aclaro que cada carrera y perfil son diferentes y, así
mismo, las necesidades del mercado también. La hipótesis preliminar apunta
a que existe un desequilibrio que, aunque no es nuevo ni privativo del
mercado local, este se ha acentuado.
Otro de los objetos de la investigación será indagar si los egresados se sienten
satisfechos con las actividades que desempeñan en el mercado laboral, no
sólo en términos del cumplimiento de sus actividades, sino también en
términos de la remuneración que obtienen del mercado.9 Con esto pretendo
conocer que tan rentable ha sido la preparación académica, para ello
considero necesario poner a prueba la teoría del capital humano, la cual
señala que las inversiones en la formación académica se traducen en
beneficios económicos a mediano plazo.
De entrada, la investigación me remitirá a analizar las condiciones en que
actualmente egresan los estudiantes; es decir, me refiero a sí la formación que
reciben es compatible con los requerimientos que demanda el mercado.
Obviamente esto me llevará a estudiar varios aspectos, por ejemplo, si los
egresados se desempeñan en la carrera que estudiaron o si por el contrario se
emplean en actividades no relacionadas con su carrera profesional. Por otro
9 Hasta este el momento se tiene contemplado realizar el estudio en tres de las universidades de
Pachuca: la universidad autónoma del estado de Hidalgo, la universidad la Salle Pachuca y el
Tecnológico de Monterrey. Espero contar con la anuencia de cada una de ellas para darle
continuidad a la investigación.
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lado, también indagaré la percepción que tienen los empleadores de los
egresados, particularmente de sus conocimientos, habilidades y destrezas y
junto a esto, conocer si las competencias adquiridas son suficientes para que
los egresados fortalezcan sus condiciones de empleabilidad.
Bajo este planteamiento, observo que el fenómeno de interés es un objeto
complejo per se, especialmente porque cada egresado tendrá una percepción
diferente del tipo de formación que ha adquirido y, así mismo, el empleador
también juzgará de manera distinta el desempeño de ellos. De ahí que para
estudiar esta parte de la investigación será necesario diseñar un instrumento
que me permita captar la información sin alterar, en la medida de lo posible,
el estado en que el fenómeno de interés se muestra en el contexto educativo.
Al respecto pienso que la elección de una entrevista sería un buen medio para
aproximarme a comprender dicho objeto de estudio.10
Lo anterior pienso complementarlo con una encuesta que aplicaré a una
muestra de egresados de licenciaturas seleccionadas, de manera que, sin
renunciar a mi formación profesional pueda construir algunos indicadores de
empleabilidad y de ocupación en el mercado laboral local. Con esto pretendo
enfocar la investigación multidisciplinarmente, pues aparte de la economía,
estarán presentes áreas del conocimiento como la sociología, la psicología, la
demografía y la epistemología. Esta última como anclaje y guía de la
investigación.
Conclusiones
Una vez terminado el presente ensayo, lo cual es precisamente eso; me
gustaría señalar que el uso de la multirreferencialidad es una excelente opción
para abordar investigaciones con una propuesta epistemológica diferente,
especialmente para quienes fuimos formados en las ciencias cercanas al uso
de las matemáticas y estadística. Su uso y aplicación, me parece dependerá
del perfil de cada investigador.
10 Una tarea posterior será determinar qué tipo de entrevista es la que se adapta mejor a las
necesidades del estudio.
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FUENTES DE CONSULTA
- ARDOINO, Jacques (1980). La perspectiva centrada en la
educación, en Perspectiva política de la educación, Narcea: Madrid.
- ARDOINO, Jacques (1991). “El análisis multirreferencial”, en
Sciences de L’education, Sciences Mejeures. Actes de Journees
d’etude tenues a l’occasion des 21 ans des sciences de l’education.
Issy-les-Moulineaux, EAP, colección de investigación en ciencias de
la educación, pp. 173-181. En línea:
http://www.anuies.mx/servicios/p_anuies/publicaciones/revsup/res0
87/txt1.htm, recuperado el 16 de agosto de 2010.
- BERTALANFFY, Ludwing, Von (1974). Robots, hombres y
mentes: la psicología en el mundo moderno, Guadarrama, Madrid.
- DOGAN, Matei y Robert Pahre (1993). De la especialización a la
fragmentación y la hibridación, los muros vacilantes de las
disciplinas formales, la interpretación de las disciplinas: el proceso
de hibridación, en las nuevas ciencias sociales, la marginalidad
creadora. Traducción de Argelia Vatillo, editorial Grijalbo, México-
Grijalbo.
- JUTORAN, Sara Beatriz (1994). El proceso de las ideas sistémicocibernéticas,
en revista Sistemas familiares, año 10, No1, Buenos
Aires. En línea: http://www.click.vi.it/sistemieculture/Jutoran.html,
recuperado el 18 de agosto de 2010.
- LIPMAN, Mathew (1998). Pensamiento complejo y educación,
ediciones de la Torre, traducción de Virginia Ferrer Cerveró,
Madrid.
- MIARALET, Gastón (1981). Cuadro general de las ciencias de la
educación, en ciencias de la educación, tr de Alicia Ramón García,
2ª edición, Barcelona, Oikos.
- MORIN, Edgar (2004). Introducción al pensamiento complejo,
editorial GEDISA, Barcelona.
- REYNOSO, Carlos (2007). Edgar Morin y la complejidad,
elementos para una crítica, Universidad de Buenos Aires, grupo
antropocaos.

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