NÚÑEZ CHIRINO ALEJANDRA IVETTE
Una de las propuestas
de la Comisión para poder responder ante las exigencias de un mundo
globalizado, que conlleva desigualdades, violencia, discriminación y pobreza,
es la educación; sin embargo, la educación para las mujeres se muestra como una
propuesta trascendental para poder responder a las necesidades económicas y
sociales que, al mismo tiempo, han obligado a estas a insertarse en el mundo
laboral, educativo y cultural y político.
Para ello, la
Comisión, basándose en la Conferencia de Beijing celebrada en 1995, ha
propuesto asegurar la igualdad de acceso de la mujer a la educación, erradicar
el analfabetismo femenino, mejorar el acceso de la mujer a la formación
profesional, a la enseñanza científica y tecnológica y a la educación
permanente. Todo ello, cobijado por la visión de que la educación de las
mujeres es una de las inversiones del futuro más rentables, dado que las
mujeres se han convertido en agentes económicos de primer orden.
Ahora bien, con ello,
habría que hacer una reflexión respecto a si con sólo incluir a las mujeres en
la educación pueden hacerse valer los derechos humanos y el verdadero
empoderamiento de éstas y con ello contribuir de manera importante dentro de la
sociedad, que es el objetivo de la Comisión.
Resulta que, a pesar de que la inclusión de las mujeres en
los diferentes niveles educativos ha aumentado a través de los años[1], eso
no significa que los roles de género se hayan modificado considerablemente y
que las condiciones de vida de las mujeres sea radicalmente diferente, aunado a
que, el que ahora sí se consideren los derechos humanos de las mujeres y que
estas se hagan visibles en la sociedad, está en función de su aportación
económica en la sociedad, anulando que como seres humanos, el respeto,
reconocimiento y derechos son inherentes (evidentemente, los roles de género tradicionales
merman la contribución eficaz de hombres y mujeres dentro de la sociedad).
Sin embargo, han
tenido que crearse diversas políticas que han obligado a las instituciones a considerar
a las necesidades de las mujeres en sus diversas políticas. Así en el 2001 se estableció
el Mecanismo Nacional para el adelanto de las mujeres, y se publicó en el
Diario Oficial de la Federación, la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres,
el cual tiene la responsabilidad de integrar la política sexenal de equidad, a
través del Programa Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres
(Proigualdad), que establece una plataforma de líneas básicas de acción y
objetivos para garantizar los derechos humanos de las mujeres, la no
discriminación, el acceso a la justicia y a la seguridad, así como fortalecer
las capacidades de las mujeres para potenciar su agencia económica a favor de mayores
oportunidades para su bienestar y desarrollo.
Este aspecto se
consideró debido a que se reconoció la persistencia de la discriminación contra
las mujeres y la violación contra sus derechos. Con el fin de erradicar dichos problemas,
en la Conferencia de Beijing se establecieron obligaciones y propuestas, tres
de las cuales son: 1) Asegurar la igualdad de acceso a la educación. 2) Establecer
sistemas de educación y capacitación no discriminatorios. 3) Eliminar la
discriminación contra las niñas en educación y en la formación profesional.
A pesar de que es una
buena propuesta, si se llevara a cabo de manera adecuada, sería funcional y
propiciaría mejores condiciones para las mujeres. Sin embargo, al tratar de
llevarlas a cabo, encontramosque la no discriminación contra las mujeres sólo
se manifiesta como política, ya que en la práctica, aunque existan mejoras, aún
se siguen presentando.
Sucede que, en las
aulas se hace evidente el currículo oculto y aunque la comunidad escolar esté
integrada por niños y niñas de manera proporcionada, los administrativos,
docentes, etc., aún siguen haciendo distinciones entre mujeres y hombres de
acuerdo al rol que se sabe son los correctos para cada uno. Ello va a llevar,
en algunos casos, a separar a los hombres de las mujeres para realizar diversas
actividades, o dirigirse de manera diferente –de acuerdo al sexo- tratando a
las niñas de manera sensible –como se cree es correcto- y a los niños como
protectores de las niñas. Estos son algunos ejemplos que propician cierta
actitud y mentalidad en niños y niñas y que desencadenarán que los hombres sean
superiores en diversos ámbitos dentro de la sociedad.
Esto sucede porque la
mayoría de los docentes no está familiarizado y muchos menos capacitado y sensibilizado
bajo una perspectiva de género, esto con el objetivo de cumplir eficazmente con
la política educativa dirigida a las mujeres.
No ignorando la
importancia de la familia y el entorno para el aprendizaje de cómo es una mujer
y un hombre, la escuela y la educación en ella es de suma importancia, debido a
que es uno de los agentes socializadores principales dentro del desarrollo del
individuo. Por esta razón, como docentes o futuros docentes, deberíamos estar
preparados para abordar dicha situación tomando con responsabilidad el papel de
educadores.
BIBLIOGRAFIA
ESPINOSA, A. (s.a.).
La Construcción del género desde el ámbito educativo. UAM. Recuperado de http://goo.gl/Zmzgjj
INEGI (2011). Mujeres
y Hombres en México 2011.
Delors, J. (1996). La Educación encierra un tesoro. Madrid:
Santillana
[1]
De acuerdo al INEGI, Los datos sobre acceso al sistema educativo muestran
avances considerables en todos los niveles; las brechas por sexo tienden a
disminuir e incluso en algunos niveles es mayor la proporción de mujeres que de
hombres que van a la escuela.
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