martes, 27 de agosto de 2013

La educación en México y el quehacer del Estado

La educación en México y el quehacer del Estado

Gabriela López Vasquez


La educación abre las puertas a mejores oportunidades de vida, es el origen de un empleo bien remunerado, más y mejores capacidades y aptitudes individuales, que combaten al desempleo, la delincuencia organizada, el incremento de la tasa de natalidad no planificada, lo que en términos generales significa el combate a la pobreza. La condición de pobreza no es en sí un elemento de riesgo, sino más bien un resultado o una situación derivada de la presencia de otros factores que la explican y que dan cuenta de una serie de fenómenos, entre los que se incluye la deserción escolar (Espíndola y León, 2002).

La educación formal básica es considerada un servicio de orden público obligatorio por el artículo tercero constitucional en México, lo cual significa que encima de ser un derecho social para los mexicanos, el Estado se encuentra obligado a brindar el servicio de carácter gratuito, bajo criterios como: democrático, nacional y participe en la mejor convivencia humana.

Sin embargo, al ser un servicio público elemental, impacta directamente sobre la vida cotidiana de la población, tanto que el desarrollo de actividades y participación de los distintos actores sociales a lo largo del proceso del conocimiento escolar,
En esta cadena de valor, los alumnos se encuentran en el último eslabón, pues las actividades, programas, desempeño y servicio de los órganos o actores sociales que se encuentran en los primeros eslabones impactan directamente en los alumnos.

La población en edad escolar, se encuentra en situación de riesgo y vulnerabilidad porque además de contar con pocas posibilidades de una mejor retribución y empleo, pueden ser cooptados por la delincuencia organizada, situaciones riesgo como embarazos no deseados a temprana edad, declive a la pobreza, violencia e inseguridad.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) como encargada de generar recursos financieros, humanos, materiales, tecnológicos, infraestructura, programas para el personal, material didáctico, entre otros, debe a su vez debe generar valores, a través de capacitaciones, cursos, incentivos y recursos económicos, material didáctico suficiente y de calidad, recursos tecnológicos para las autoridades académicas y personal  docente, y finalmente a los alumnos para que se tenga por resultado una deducción de la deserción escolar, aprendizaje de los alumnos y calidad educativa.

La asistencia de los niños y jóvenes a la escuela no garantiza el aprendizaje generador de capacidades intelectuales. La calidad en la educación esta basada en procesos de gran envergadura y de doble impacto, a nivel micro y macro, en donde los beneficiados deben ser los individuos que se encuentran recibiendo educación a través de un servicio que en cualquier modalidad, ya sea público o privado, debe ser brindado, asesorado, custodiado y fortalecido por el Estado mediante órganos gubernamentales bien estructurados. Se debe tener conciencia que los individuos son los primeros beneficiados por la educación, después el país, entendido como el conjunto de individuos es un segundo beneficiado y la tercera beneficiada es la sociedad en términos globales (Rojas, 2000).

Lo que tampoco debe olvidar el Estado al momento de implementar políticas educativas es que La educación, tanto formal lograda en alguna academia, como la informal producto del núcleo familiar, experiencias personales y el contexto social guían la conducta del hombre dotándolo de capacidades, valores y virtudes. El compromiso del Estado mexicano es garantizar una educación básica laica, democrática, nacionalista (es decir progresista) y gratuita encaminada a transformarse en una educación de calidad mediante la aplicación de estrategias.

Un país es próspero cuando la educación de su población también prospera, pues ésta da raciocinio y otorga las herramientas necesarias para sobrevivir en un mundo fluctuante carcomido por la globalización y el capitalismo de la actualidad.

Referencias

Espíndola, E. y León, A., (2002) Educación y conocimiento: una nueva mirada, Revista Iberoamericana (30). Recuperado de http://www.rieoei.org/rie30a02.PDF
Rojas, H. (2000) Deserción del D.F. en prepa, como en Corea. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, p.9. Recuperado de http://educacionadebate.org/2011/10/10/754302/


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