La educación
en México y el quehacer del Estado
Gabriela López Vasquez
La educación abre las puertas a mejores
oportunidades de vida, es el origen de un empleo bien remunerado, más y mejores
capacidades y aptitudes individuales, que combaten al desempleo, la
delincuencia organizada, el incremento de la tasa de natalidad no planificada,
lo que en términos generales significa el combate a la pobreza. La condición de
pobreza no es en sí un elemento de riesgo, sino más bien un resultado o una
situación derivada de la presencia de otros factores que la explican y que dan
cuenta de una serie de fenómenos, entre los que se incluye la deserción escolar
(Espíndola y León, 2002).
La educación formal básica es considerada un
servicio de orden público obligatorio por el artículo tercero constitucional en
México, lo cual significa que encima de ser un derecho social para los
mexicanos, el Estado se encuentra obligado a brindar el servicio de carácter
gratuito, bajo criterios como: democrático, nacional y participe en la mejor
convivencia humana.
Sin embargo, al ser un servicio público
elemental, impacta directamente sobre la vida cotidiana de la población, tanto
que el desarrollo de actividades y participación de los distintos actores
sociales a lo largo del proceso del conocimiento escolar,
En esta cadena de valor, los alumnos se
encuentran en el último eslabón, pues las actividades, programas, desempeño y servicio
de los órganos o actores sociales que se encuentran en los primeros eslabones
impactan directamente en los alumnos.
La población en edad escolar, se encuentra en
situación de riesgo y vulnerabilidad porque además de contar con pocas
posibilidades de una mejor retribución y empleo, pueden ser cooptados por la
delincuencia organizada, situaciones riesgo como embarazos no deseados a
temprana edad, declive a la pobreza, violencia e inseguridad.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) como
encargada de generar recursos financieros, humanos, materiales, tecnológicos,
infraestructura, programas para el personal, material didáctico, entre otros,
debe a su vez debe generar valores, a través de capacitaciones, cursos,
incentivos y recursos económicos, material didáctico suficiente y de calidad,
recursos tecnológicos para las autoridades académicas y personal docente, y finalmente a los alumnos para que
se tenga por resultado una deducción de la deserción escolar, aprendizaje de
los alumnos y calidad educativa.
La asistencia de los niños y jóvenes a la
escuela no garantiza el aprendizaje generador de capacidades intelectuales. La
calidad en la educación esta basada en procesos de gran envergadura y de doble
impacto, a nivel micro y macro, en donde los beneficiados deben ser los
individuos que se encuentran recibiendo educación a través de un servicio que
en cualquier modalidad, ya sea público o privado, debe ser brindado, asesorado,
custodiado y fortalecido por el Estado mediante órganos gubernamentales bien estructurados.
Se debe tener conciencia que los individuos son los primeros beneficiados por
la educación, después el país, entendido como el conjunto de individuos es un
segundo beneficiado y la tercera beneficiada es la sociedad en términos
globales (Rojas, 2000).
Lo que tampoco debe olvidar el Estado al
momento de implementar políticas educativas es que La educación, tanto formal
lograda en alguna academia, como la informal producto del núcleo familiar,
experiencias personales y el contexto social guían la conducta del hombre
dotándolo de capacidades, valores y virtudes. El compromiso del Estado mexicano
es garantizar una educación básica laica, democrática, nacionalista (es decir
progresista) y gratuita encaminada a transformarse en una educación de calidad
mediante la aplicación de estrategias.
Un país es próspero cuando la educación de su
población también prospera, pues ésta da raciocinio y otorga las herramientas
necesarias para sobrevivir en un mundo fluctuante carcomido por la
globalización y el capitalismo de la actualidad.
Referencias
Espíndola, E. y León, A., (2002) Educación y conocimiento:
una nueva mirada, Revista Iberoamericana (30). Recuperado de http://www.rieoei.org/rie30a02.PDF
Rojas, H. (2000) Deserción del D.F. en prepa,
como en Corea. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, p.9. Recuperado
de http://educacionadebate.org/2011/10/10/754302/
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