Modernidad
En términos generales la modernidad ha sido el resutlado de un vasto transcurso histórico, que presentó tanto elementos de continuidad como de ruptura; esto quiere decir que su formación y consolidación se realizaron a través de un complejo proceso que duró siglos e implicó tanto acumulación de conocimientos, técnicas, riquezas, medios de acción, como la irrupción de elementos nuevos: surgimiento de clases, de ideologías e instituciones que se gestaron, desarrollaron y fueron fortaleciéndose en medio de luchas y confrontaciones en el seno de la sociedad feudal.
Se trata de un proceso de carácter global -de una realidad distinta a las precedentes etapas históricas- en la que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se interrelacionan, se interpenetran, avanzana ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de organización política, el Estado-nación.
La modernidad surge en los ahora llamados "países centrales" (Europa occidental y, más tarde, Estados Unidos); luego, con el tiempo, se expande hasta volverse mundial y establecer con los países llamados "periféricos" una relación de dominación, de explotación y (le intercambio desigual, donde el centro desempeña el papel activo, impone el modo de producción capitalista
Las formaciones precapitalistas eran sociedades predominantemente agrarias, en las que prevalecía el valor de uso y la economía natural y los objetos producidos eran concretos y variados, concebidos para durar. El hecho de que se tratara de sociedades más bien cerradas, aisladas y con escasas comunicaciones facilitó la formación de culturas muy diversas. Las relaciones sociales eran personales, directas e inmediatas, lo que evidentemente no excluía la explotación y la sujeción, inherentes a toda sociedad estatal, pues se trataba de sociedades jerarquizadas, cuya base de legitimidad política y social era religiosa y el poder sacralizado y absoluto.
El advenimiento del capitalismo significa el momento de ruptura y negación, en el que se privilegia el valor de cambio (mercantil) en detrimento del valor de uso, y la uniformización homogeneizante en menoscabo de la diversidad cultural. Con él surge un cambio del eje de actividades, de sociedades fundamentalmente agrarias a sociedades urbanas; el producto elaborado, al transformarse en mercancía, adquiere una significación abstracta, al mismo tiempo que pierde su condición de objeto durable y variado.
Para actuar y obtener ganancia, el comercio y la industria necesitan de la razón y de la racionalidad. La racionalidad es inmanente a la realidad de los nuevos tiempos y los filósofos formulan y sistematizan sus principios teóricos. En todos los dominios, ya se trate de la ciencia, de las creencias, de la moral o de la organización política y social, el principio de la razón va a sustituir a los principios que regían hasta ese momento, a saber, los de autoridad y tradición fundamentados religiosamente. El individuo quiere servirsede la razón en todo, desea examinar y conocer por medio de la razón.
De igual manera, para señalar la autonomía de la naciente sociedad burguesa respecto a la feudal -religiosa y dividida en estamentos- se difunde la noción de sociedad civil regida por el derecho civil. Este término sirve también para designar al tejido de relaciones que brotan alrededor de la práctica capitalista naciente y que tiene como base el intercambio, tanto material (objetos) como espiritual (ideas). En la década de los 70 el sistema capitalista atraviesa por una aguda crisis, aumenta el precio del petróleo y, en consecuencia, hay inflación y desempleo, así como estancamiento de las actividades productivas tradicionales, todo esto hace que la ideología del crecimiento ilimitado se vea seriamente afectada.
Postmodernidad
Ahora bien, esta crisis que pareciera volverse permanente se acompaña de profundas y aceleradas transformaciones que podrían marcar el inicio de una nueva época, cuyos rasgos empiezan a precisarse en la década de los 80.
La nueva realidad se presenta como un sistema de alcance planetario (global y totalmente interdependiente) que conlleva una nueva división del trabajo, que mantiene e incluso agrava las desigualdades, y en la que se produce una relación jerarquizada de explotación y dominio entre países centrales (hegemónicos), sede de los poderes políticos transnacionales, y los países periféricos (subordinados), también llamados subdesarrollados o del tercer mundo. Los primeros toman la decisiones fundamentales a través de estrategias que se ejercen sobre los segundos, a corto, mediano y largo plazo; estos últimos, constreñidos por la crisis, la deuda y la forzosa dependencia económica, deben tomar a éstas en cuenta para formular y ejecutar sus planes de gobierno.
En sentido inverso, en los países periféricos (subordinados)
se advierten islotes de riqueza, poder y consumo análogos a los que se
encuentran en los países centrales. la informática, la electrónica, la
robótica, las telecomunicaciones, los materiales nuevos, la biotecnologiá; se
crean nuevas industrias que giran alrededor del empelo la informática, la
electrónica, la robótica, las telecomunicaciones, los materiales nuevos, la
biotecnologiá; se crean nuevas industrias que giran alrededor del empeloel
emprobrecimiento de las relaciones humanas que conlleva, donde priva el
aislamiento, la soledad, la sensación de malestar difuso, de miedo, de inseguridad.
El ser humano vive enajenado por lo económico, lo político, de lo técnico se
autonomiza, se fetichiza y aplasta al individuo. El desarrollo se vuelve
también destructivo (armamento nuclear, devastación ecológica), Las estrategias
que organizan, modelan (manipulan) lo social y lo cotidiano, restringen la
libertad individual y la participación democrática
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